Para nosotros, la actuación profesional, debe regirse por unas normas de conducta ejemplares, que en líneas generales se concretan de la siguiente forma:
- Debemos actuar con integridad. El interés propio no debe anteponerse en modo alguno al de aquellos para quienes tengamos una responsabilidad profesional.
- La honestidad es uno de nuestros más preciados principios. Nuestra actuación no debe llevar a equívocos o errores.
- Mantener un comportamiento abierto y transparente. Debemos mantener canales abiertos de información, sencillos y transparentes.
- Seremos responsables y consecuentes con nuestras acciones. Debemos asumir las responsabilidades que se nos asignan y los errores propios sin culpar a otros de los mismos.
- Ser conocedores de nuestros límites. Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y competencias.
- Comportamiento objetivo. Las funciones de asesoramiento deben asentarse en premisas de objetividad. Nuestros propios intereses no deberán ser motivo de influencia en nuestros juicios o toma de decisiones.
- Debemos ser un buen ejemplo. Debemos cuidar nuestro comportamiento, bien sea en el ámbito profesional como privado.
- La disposición de fondos en custodia con origen en pagos a cuenta por trabajos o provisiones por conceptos diversos y concretos, será tratada con rigor y transparencia, rindiendo cuentas en los tiempos y formas acordados con nuestro cliente.